viernes, 22 de febrero de 2013


El paro dispara la recaída en el alcohol de personas que llevaban años "limpias"


                                       



Es muy difícil, por no decir prácticamente imposible, hallar un ámbito de la sociedad que no esté manchado por la crisis económica y el brutal desempleo que padece este país. Encontrarlo en el área  de la atención sociosanitaria sería ya un milagro y la cosa no está para tanto derroche. Que se lo digan, sobre todo, a las asociaciones que complementan al sistema sanitario y ayudan a las personas con adicciones y a sus familias a bregar con el problema. Es el caso de Alcohólicos Rehabilitados de Burgos (Arbu) que con las subvenciones recortadas entre un 10 y un 15 por ciento sigue atendiendo a quienes han conocido el infierno del alcoholismo.
El psicólogo de esta entidad, Julián Mateos, explicaba ayer que, además de la carga emocional que supone para las familias tener a un miembro aquejado de adicción al alcohol ahora se suma el desempleo, con el agravante de que ha hecho recaer a personas que llevaban cinco o más años sin probar una gota. Y que han tenido que volver a Arbu.
En 2012, año que la asociación recibió del Ayuntamiento el título de Buen Vecino, se ocupó de 711 personas. 396 fueron pacientes (el resto, familiares) y de ellos, 199 fueron de nuevo ingreso. En muchos casos se ha trata de gente que no ha podido superar una situación tan estresante como la de estar parado y han vuelto a beber a pesar de llevar años sobrios. La estadística, en este sentido, es sangrante:
Del total de los pacientes, el 54,2% no trabaja aunque está en edad de hacerlo: «Hay un incremento significativo del paro y una clara desaparición del trabajo temporal entre nuestros usuarios, con solo un 4%, con lo que podemos decir que la crisis esta haciendo mella en el colectivo de enfermos alcohólicos», explicó Mateos.
 Estas personas llegan derivadas principalmente de los servicios sociales, de Atención Primaria y de Salud Mental. En total, un 80% procede de la red de servicios sanitarios y sociales.  Urgidos por la presión familiar llega un 17%; y por iniciativa propia el 7%. Los centros de rehabilitación de alcohólicos enviaron a algunos pacientes y una empresa mandó también a varios de sus empleados.
En el 60% de los casos además del alcoholismo hay trastornos psiquiátricos (sobre todo, afectivos y de ansiedad y de personalidad).  Un 36% de los pacientes había dado positivo en un control de alcoholemia policial y había cumplido la sanción de retirada de carnet y multa. Y un 18% había sufrido accidentes de tráfico relacionados con su consumo de alcohol.
Arbu cuenta con dos psicólogos, un psiquiatra, un educador social y un terapeuta con los que ofrece diferentes servicios. Después de acoger al paciente, estos profesionales se ponen en contacto con su médico de Familia y el trabajador social (si es necesario) de su centro de salud para trabajar de forma conjunta. Después se acuerda con el usuario y su familia un contrato terapéutico en el que se le exige abstinencia total a cualquier tipo de droga, asistencia regular y puntual a las terapias, participación activa, confidencialidad absoluta y cumplimiento del tiempo fijado de tratamiento.
Hay diferentes opciones que el afectado puede elegir en función de las necesidades que se le presenten: psicoterapia de grupo,  psicoterapia grupal familiar, psicoterapia individual, terapia de pareja y centro de día.




*Articulo del diario de Burgos* Los datos son escalofriante...

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